jueves, 1 de marzo de 2012

CUENTO: CUARTO LUGAR


CUARTO LUGAR
Autor: Guillermo Vázquez Franco
Colegio Boston

NEVILLE
Todo comienza no hace mucho tiempo en un río de agua clara, donde un niño llamado Neville fue a nadar muy temprano.

Neville jamás en su vida había entrado a nadar a un río, era la primera vez que lo hacía, estaba muy  ansioso, nunca en su vida había estado tan impaciente por hacer algo. Neville todo el camino sintió muchas ganas de intentar hacer un salto impresionante, pero cada vez que se emocionaba mucho pensando en la idea, de pronto, ponía cara seria y se le llenaban los ojos de lagrimas, y pensaba: “¿En que rayos estoy pensando? ¿Como seria posible que un niño como yo, tan débil, tan tímido y frágil hiciera algo como eso?”, y así permaneció todo el camino al río, los mismos pensamientos, pensaba en que lograría el salto pero de pronto volvía la idea de que era muy débil.

Al llegar al río Neville se sentó en la orilla, se quitó sus zapatos, ropa y hasta quedarse en calzoncillos, decidió caminar por toda la orilla del río, miraba el agua tan tranquila y pacífica y tocaba la superficie con las puntas de sus dedos del pie ocasionando que se agitara un poco el agua, después de hacer unas veinte veces lo mismo, caminó aproximadamente cincuenta centímetros lejos de la orilla del río salto en el, al adentrarse a la termal agua se sintió orgulloso de al menos haber saltado con una buena velocidad.

Estuvo una hora nadando dando vueltas por toda la superficie del río, y al terminar su ultima vuelta se colocó en la orilla del río y dándose un impulso con sus brazos salió del agua sin ningún problema, se recostó unos minutos en el césped para que el agua se le escurriese y de esa forma no mojar la ropa, seguido de un rato se levantó y se puso toda la ropa en el orden en el que se la había quitado. Al estar listo comenzó a caminar hacia una pequeña casa que no debía estar a mas de unos veinte metros de distancia, caminó y caminó hasta haber llegado a la casa, era una casa de madera, parecía tener unos treinta años de antigüedad, Neville rodeó caminando todo el perímetro de la casa, y justo cuando terminaría todo el recorrido, escucho que alguien lloraba, así que abrió la puerta y ahí, en un rincón, había una niña de siete u ocho años, llorando, cubierta con una manta color rosa la cual tenía una flor azul en el centro, Neville camino hacia ella y le coloco una mano en el hombro y la niña se levantó y dió media vuelta para mirar quién más se encontraba en la casa, al ver a la niña Neville lo único que pensó fue: “Que niña tan mas hermosa”, esa pequeña niña parecía salida de un cuento de hadas, era blanca, ojos azules, pelirroja y vestía un hermoso vestido rojo con amarillo que le llegaba a la rodilla y en el hombro derecho tenia bordado el nombre Marisol.

Marisol vió de pies a cabeza a Neville y sin más lo abrazo, Neville no comprendió porque pero le siguió la corriente y de igual forma la rodeo con sus brazos, después de dos minutos Marisol dio un paso hacia atrás y salió corriendo por la puerta de la casa, Neville la siguió hasta que al fin se detuvo frente a una iglesia abandonada, entonces abrió la puerta y le hizo una seña a Neville para que entrara, el obedeció y ella entró después y cerro suavemente la puerta. Se quedaron en silencio sin articular ni una palabra, rato después Marisol dijo: “Esta iglesia es especial, tiene el poder mágico de la verdad”.

Al escucha esto Neville puso cara de no comprender bien lo que la pequeña Marisol le había dicho, y antes de poder decir no entiendo Marisol dijo: “En esta iglesia no puedes decir ni una mentira, aunque quieras, aunque intentes decirla no lograras hacer que salga de tu boca”, Neville puso los ojos como platos e intento decir una mentira, pero en efecto, no lo logro, no pudo ni siquiera decir la primera silaba, al notar esto Marisol asistió con la cabeza y dijo: “Te lo dije”, y termino con una pequeña risa burlona, y añadió: “Te he traído aquí para ver si tendré un buen amigo”, Neville movió la cabeza de arriba abajo en forma afirmativa y Marisol dijo: “¡Que bien!, aunque eres muy callada pero eso no importa” y le guiño el ojo, salieron de la iglesia y comenzaron a caminar mientras Marisol le contaba una historia de terror, al terminar la historia estaba ya llegando el atardecer, así que se sentaron en la orilla del rio donde Neville había estado nadando, comenzaron a hablar de lo que les gustaba y disgustaba, y cuando se dieron cuenta ya eran las nueve de la noche y Neville invito a Marisol a su casa, entonces se levantaron y caminaron durante dos horas hasta que llegaron a una inmensa casa y entraron, la mamá  de Neville, la señora Rosa los recibió cortésmente y tuvieron una gran cena, esa escena se repitió durante un año todos los días hasta que un día Marisol al irse de la casa de Neville dejo la puerta abierta y el perro de la señora Rosa, Pedro se salió y al día siguiente lo encontraron ahogado en el rio, durante días la señora Rosa lloro, lo cual hizo que Marisol se sintiera muy culpable, un día Marisol le escribía una carta a Neville y a su mamá pidiéndoles una disculpa y al día siguiente de tan culpable que se sentía se ahogo en el rio, pero nunca nadie lo supo, Neville solo pensó que se había ido a otro lugar.

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